Padre y amigo

¿Se puede ser padre y amigo? Ante todo, educador, pero ambos conceptos no son excluyentes. Mi padre fue mi mejor amigo durante toda mi vida con él. 

Ahora trato de seguir la misma senda con mi hijo mayor. 

Ayer mismo hablábamos y nos entendíamos. También me entendía con mi padre. Hay una característica particular y común en mi relación con ellos: me siento escuchado.

Mientras charlábamos saqué a colación el fallecimiento del culturista e influenciador Joe Lindner, a los treinta años de edad. Los diferentes medios de comunicación aducen un aneurisma cerebral. 

Aun conociendo el carácter responsable de mi hijo, consciente de su juventud y su consecuente vulnerabilidad emocional, traté de advertirle de que continuara con  su sana afición al deporte y al mundo del culturismo, advirtiéndole de las consecuencias de llevar el cuerpo al límites fatales, como ha sucedido con el trágico caso de Linder.

Para que no se dejara embaucar, lo invité a que apostara por modelos de conducta seguros; argumentaba con él que los cuerpos que hoy son paradigma de belleza y fortaleza, mañana no serán tal.

Jesús de la Palma 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

Lecturas nocturnas

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”