Fuego alquitranado

Paso por la puerta de la sede del PP que hay en el Paseo del Emperador Carlos V. Enfrente, cartelería electoral de VOX. Concretamente, cuatro banderines con la fotografía de un Santiago Abascal de mirada altiva, soberbia, que viste con el color verde oliva característico del uniforme militar. Cada banderín tiene un eslogan diferente y en mayúsculas, a pie de foto, a saber: CAMPO, FRONTERAS, SEGURIDAD y LIBERTAD. Estamos en pleno mes de julio, padeciendo una ola de calor infernal, de consecuencias extremas. Se me vienen entonces a la mente dos fragmentos que anota Luis Buñuel justo al comienzo de “Mi último suspiro”, sus memorias. En el primero, se confiesa al lector de lo siguiente: «Soy un enamorado del Norte, del frío, de la nieve, y de los grandes torrentes de las montañas». En el segundo, que aparece apenas un par de páginas más adelante, sentencia: «Se puede decir que, en el pueblo en que yo nací (un 22 de febrero de 1900), la Edad Media se prolongó hasta la Primera Guerra Mundial. Era una sociedad aislada e inmóvil, en la que las diferencias de clases estaban bien marcadas».

Jesús de la Palma 

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