Demasiado cansado

Quiero escribir algo antes de dormir, pero estoy demasiado cansado. Llevo todo el día dándole vueltas a una entrada que he leído en los “Diarios” de Kafka esta mañana, a saber: «Demasiado cansado». Es la única anotación del seis de julio. 

Esta noche, recién entrado el siete de julio, estoy demasiado cansado para leer, para pensar y para escribir; aun así hago el esfuerzo. Como el que se lava los dientes muerto de sueño antes de ir a la cama, así escribo. Leer no puedo. He leído antes, por la tarde. He vuelto a Platón. Unas cuantas páginas de las “Leyes”. Pocas, unas veinticinco. 

Escribir sobre que no se sabe qué escribir o que se está demasiado cansado para hacerlo es el recurso universal del diarista. 

Hemos cenado fuera y nos hemos tomado un helado en “Los Italianos”. Cada uno un cucurucho de dos sabores. Ella siempre decide por mí. Sabe más o menos lo que me gusta y en función de eso improvisa.

Fresquito en Plaza Nueva y Reyes Católicos, y también en la Fuente de las Batallas. M. A. se ha portado muy bien. En un rato que lo he llevado en brazos, varias personas han comentado: «Qué chico», «qué guapo» y cosas por el estilo. 

Jesús de la Palma 

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