Catalepsia

En realidad estoy leyendo a Platón, cumpliendo un ciclo de lectura platónico, para ser exacto; pero hoy es fin de semana, y considero cubierto el cupo de páginas hasta mañana. La televisión está encendida, sin volumen. Tras terminar “El último mohicano”, con un final apoteósico, que me reconcilia con la vida y le resta peso a la melancolía propia de una calurosa y solitaria  tarde de verano (ella y el bebé están con los primos), se retrasmite a continuación la fiesta del “orgullo” en Madrid. Pancartas de UGT (sindicato) y de Sumar (partido político) y algún político de izquierda en primera plana para la foto. Los reporteros entrevistan al público: se habla de amor, paz y respeto; también lo hacen los comentaristas. Tomo uno de los libros de diarios para hacer la tarde más amena, en este caso, los de Anaïs Nin, y el correr de las páginas me nutre de varias citas que dejo subrayadas, a saber : «Las noticias de la guerra son tan terribles que provocan algo parecido a una catalepsia. Para volver a la vida me sumerjo en mi escritura». «No hay donde sentarse a hablar, la camarera lo impide. Las radios suenan tan fuerte que ensordecen. Las luces deslumbran. El ruido y la luz, intensificados hasta embotar los sentidos». «Las noticias son terribles». «Bajo el disfraz de la honradez, las personas son brutales». 

Jesús de la Palma 

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