Calor granadino

Domingo por la tarde. Domingo caluroso. Calor seco, tedioso. Calor granadino.

Nunca me ha gustado Granada. Puedo decir incluso que la detesto. Pero uno tiene que vivir allí donde puede y le dejan. A los granadinos les gusta mucho Granada. Yo también soy granadino, pero no me gusta Granada. Me gustan mucho más otras ciudades; por ejemplo, Málaga. Con esto no quiero decir que esté en posesión de la verdad. Puede que Granada sea una ciudad preciosa y yo no sepa verlo. El caso es que siempre he tratado de huir de aquí. 

He visto dos películas ya a última hora. La primera, comenzada, por la mitad o incluso más allá. “El hijo”, en Prime Video. Me ha dejado verdaderamente consternado. Es de un fuerte impacto emocional. Ha habido momentos en los que me ha costado contener las lagrimas. 

Cuando era más joven decía que Granada era un pozo. Ya no digo eso. Digo algo peor que me reservaré para la intimidad. Pero esto no quiere decir que lleve razón. Todos los granadinos, o la mayoría, opinan de forma diferente. De hecho, nunca he escuchado decir a un granadino que no le gusta Granada. Tampoco a un extranjero. Qué se le va hacer. Dios me ha dado estos ojos. Fue Francisco de Icaza quien escribió estos versos, tan celebrados por los granadinos, a saber: «Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada». 

Tarde granadina y calurosa, tarde de domingo, tarde lenta y áspera. 

La segunda película ha sido una carambola. Un golpe de suerte. Buscaba un drama. Otro. La tarde invitaba a ello. Pero no cualquier drama. Buscaba, a ser posible, un diálogo elaborado, inteligente. Al paso me ha salido “En los márgenes”, con Penélope Cruz y Juan Diego Botto. Un drama sobre los desahucios. Me ha recordado a “Los lunes al sol”, una película tan buena como deprimente. He pasado de largo. Esta tarde me pedía ingenio, sutileza. La plataforma entonces me ha sugerido “El profesor”, un drama con ligeros destellos de humor negro. ¡Brillante! Qué pena que el gran público solo tenga ojos para “Piratas del Caribe” y, ahora, para “Barbie” y “Oppenheimer”. El gran público compra presto y diligente los zurullos bien envueltos y perfumados que les ofrece la industria. Mientras tanto, proyectos como este, de Depp, del que también es productor, pasan desapercibidos, sin pena ni gloria, por los catálogos de las plataformas digitales.

“El profesor” trata de un profesor de literatura, interpretado por Depp, que se muere, pero que, paradójicamente, está más vivo que todos los que lo rodean.

Jesús de la Palma 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

Lecturas nocturnas

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”