Lecturas (18/06/2022)
Hoy he leído ciento treinta páginas. Para mí es bastante. Estoy satisfecho. Aunque como es sábado, quizá antes de irme a dormir llegue a las ciento cincuenta. También he visto en Youtube la biblioteca de Luis Alberto de Cuenca, que consta de unos veintiocho o treinta mil ejemplares, entre ellos numerosas primeras ediciones valiosísimas. He pensado entonces en la mía y casi me ha dado vergüenza. Me queda el consuelo de las bibliotecas públicas. Y no solo eso, he pensado que para leer hay que tener tiempo, y si se quiere leer algo que merezca la pena, una base cultural decente, porque el saber está construido de abajo a arriba; tiene unos cimientos. Entonces he pensado en eso que se dice ahora de que todo el saber está en Internet. Pero ¿quién tiene tiempo y guía para hacerse con todo ese saber aparentemente gratuito? Finalmente, el saber vuelve a quedar para los apellidos compuestos y preposicionales. El saber sigue vedado, aun con Internet. Mañana son las elecciones en Andalucia, pero para que nos nos engañaran, los andaluces tendríamos que leer muchos libros, y no podemos, porque, una vez más, el saber está vedado. La gente no es tonta, el pueblo no es bruto; a la gente, al pueblo, se lo embrutece para hacer con él lo que se quiera. Mañana no iré a votar, primero, porque estoy lejos, muy lejos, y segundo, porque, aunque estuviera cerca, no serviría para nada.
Jesús de la Palma
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