Grandeza y miseria del hombre
Veinte de junio. Doce y treinta y cinco de de la noche. Llueve con violencia en Granada. Es algo del todo atípico para esta época. Las lluvias por las que muchos clamaban hace poco más de un mes, se han presentado a lo largo de todo este tiempo en generosa abundancia. Truenos. El estruendo me impide dormir. No sé nada del cambio climático, pero prefiero que llueva.
Acabo de leer la carta apostólica del Santo Padre Francisco, “Grandeza y miseria del hombre”, en el cuarto centenario del nacimiento de Pascal.
Me quedan solo cincuenta páginas para terminar la “Paideia” de Jaeger.
Estoy más cerca de Dios de lo que nunca antes lo había estado. Me siento amado.
Sigue lloviendo.
Jesús de la Palma
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