Estadísticas
No sabemos cuántas personas se suicidaban al día en la Antigüedad. No existía tal cosa entonces como la estadística. Hoy hay hasta asignaturas en la universidad. A mí se me atravesó una; aún así, la aprobé. Conservo el libro, todo subrayado y manoseado, a la manera de un trofeo. Actualmente se lleva la cuenta de todo, hay estadísticas hasta de los países más felices, ¿habrase visto cosa más delirante? Lo que no me parece desacertado es el estudio estadístico de las muertes por suicidio. Cada día de 2021, once personas se quitaron la vida en España. Este dramático suceso acontece aun a expensas de los psicofármacos de última generación y las políticas, cada vez más crecientes, en favor de la salud mental. De otro ámbito tenemos la fiebre del discurso optimista, que ocupa hasta el último vestigio de la conciencia social. Ayer mismo, en Cortefiel, donde la media de edad de los clientes está por encima de los cuarenta años, camisetas de un Mickey Mouse con sonrisa de oreja a oreja. En la Antigüedad, el poco valor de la vida humana en favor de la vida en el más allá se convirtió en lugar común tratado en diversas escuelas. Según Estobeo (“Antología de extractos, sentencias y preceptos”), Alcidamante, discípulo de Gorgias, alababa la muerte porque era liberadora; Cicerón (“Tusculanas”), por su parte, recuerda que Hegesias provocaba en sus auditorios el deseo de quitarse la vida.
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