El niño más bonito del mundo
Hoy es el segundo cumplemés de Manuel Abril. Está gordito y yo lo llamo “mi gordito”, además de “mi príncipe azul” y “el niño más bonito del mundo”.
En el primer biberón del día, eructito y pedete de metralleta con sorpresa. Siempre que los termina le pido un eructito: «Dale un eructito a papá».
La RAE recoge el término “pituso”, pero también lo llamo “pitusino” o “pitusillo”. Y también le digo que «este niño es mío, para mí solito». Y le pregunto quién lo ha traído a esta casa, y le respondo con otra pregunta: «¿Una cigüeña?».
Le doy muchos besos y lo mezo; anoche se quedó dormido en mis brazos con este juego cruzado.
Para mí es el niño más bonito del mundo, aunque sé que todos los bebés son los niños más bonitos del mundo. No hay un bebé más guapo que otro. Pero, claro, ¿qué va a decir un padre?
Ayer fue con su mamá a una reunión de lactancia y cuando salieron le pregunté a ella si no era el bebé más guapo de todos. Ella me respondió lo que yo ya sabía: que todos eran muy bonitos.
Todos los bebés son los más bonitos del mundo, y sagrados por derecho divino. De la sociedad espartana hemos heredado la educación pública, pero hemos superado su plan de eugenesia, porque no hay un bebé más bonito que otro.
Jesús de la Palma
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