Catequesis prebaustismal
Anteayer fuimos a la catequesis prebaustismal. Fue tarde, a las nueve de la noche, aunque, por las fechas, casi era de día. Estuvimos dentro de la iglesia alrededor de cincuenta minutos. Interminables, por otra parte. Los bebés no se portaron mal. M. A. no tardo mucho en dormirse, y los demás, quitando algún llanto esporádico, estuvieron tranquilos.
Desde que nos pusimos en contacto con la parroquia, hemos tratado con el sacristán y demás satélites que giran en torno al cura, que para todos los menesteres administrativos, anda desaparecido.
No es que tuviera unas altas expectativas en cuanto a la charla, pero al menos esperaba que se presentara el cura. No fue así. Una señora, ayudante de la parroquia, nos estuvo hablando del “regalo de la vida” y nos contó su experiencia personal. «Lo mejor de la vida no cuesta dinero», aseguraba. Citó algunos pasajes bíblicos y nos trató como si fuéramos niños pequeños que nos enfrentáramos al mundo por primera vez.
Los sobres del “donativo”, que ya venían con el precio fijado, tenían varias faltas de ortografía, a saber: “En hora buena” y “Dios os vendiga”.
Cuando salimos lo comentamos con mezcla de chanza y enfado.
Jesús de la Palma
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