Amor
Sócrates no dice «solo sé que no sé nada». Se acerca a ello en uno de los “diálogos dudosos”, el “Téages”, a saber: «Yo soy una persona que, por así decirlo, no sé nada, excepto un insignificante conocimiento, el del amor».
Del amor habla Sócrates en “El banquete”, donde nos dice que el Amor es el dios más antiguo y es para nosotros principio de los mayores bienes. Allí mismo, Erixímaxo da un consejo para aliviar el hipo si es muy pertinaz, a saber: «Coge algo con lo que puedas hacerte cosquillas en la nariz y estornuda».
Amor es lo que siento yo ahora mismo mientras escribo esto con mi hijo conmigo, que acaba de tomarse el biberón y tiene hipo.
Dice agó y se chupa las manitas.
En el principio del diálogo, me refiero a “El banquete”, Apolodoro se dirige a Glaucón en estos términos: «Hasta entonces yo vagaba al azar de un lado para otro y, en la creencia de que hacía algo importante, era más digno de lástima que cualquier otro, y no menos que tú ahora, que crees que debes ocuparte en cualquier cosa antes que en filosofar».
Escribo como el que deja tras de sí miguitas de pan, con la esperanza de que algún día mi hijo me lea, para que sepa de la importancia del amor y la filosofía, pilares fundamentales para una vida feliz.
M. A. acaba de estornudar dos veces seguidas, de forma natural el hipo ha desaparecido.
Jesús de la Palma
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