Algo grande

Un amigo me pregunta por guásap que si he leído a Walt Whitman. Al instante me asalta a la mente su imagen, la he visto corriendo por las redes innumerables veces. Internet puede ser una buena escuela si le da un uso adecuado. Por ejemplo, en filosofía yo he conseguido diferenciar el busto de Sócrates del de Aristóteles a primer golpe de vista. En lo referente a Whitman, le contesto: «Creo que sí, aunque no estoy seguro. Hay un libro en uno de los muebles; en la portada aparece una guitarra o el esbozo de esta, de todos modos, no sé si lo he leído o no». Tras enviar el mensaje, e inquietado por la duda, me levanto a buscar en donde creo que puede estar el libro. Lo encuentro y está; también la guitarra; una guitarra abstracta que más pareciera un huevo frito. El inconveniente es que no es de Whitman, sino de Wallace Stevens. Es noche cerrada y hojeo el libro para dormir; tengo algunos libros de poesía, como el de Stevens, que no he leído; “Ventanas altas”, de Philip Larkin, entre ellos. No los tengo ordenados por género. Volviendo a Stevens, lo ojeo buscando un rayo de luz; siempre estoy buscando rayos de luz; mi vida se resume en el imperativo de la búsqueda de algo grande que nutra mi interior. Stevens me responde en un verso: «Pero, en cualquier caso, yo soy un hombre muy poco apropiado en un lugar muy poco propicio».

Jesús de la Palma 

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