Deber cumplido

Salgo a comprar pañales para M.A. Me envía C. Su hermana le ha recomendado unos que “están muy bien” en L.

Aprovecho para merendar fuera. Mi otro “vicio”, aparte de los libros. Café con leche y media tostada de tomate. No había pan integral. No obstante antes he visitado la vitrina de los pasteles.

Cuando termino, de camino al supermercado, observo cómo un público masivo sale del Palacio de los Deportes. Baloncesto. Lo deduzco por sus camisetas.

Se me ocurre entonces que mientras ellos veían el partido yo leía “Macbeth”, la obra de Shakespeare, con M.A. dormido sobre mi pecho.

Me invade una placentera aunque infatuada sensación del deber cumplido por partida doble.

Jesús de la Palma 




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