Aquí la vida y la mentira
Leo y escribo con Manuel en brazos. Tiene hipo y llora, pero no quiere carro ni cuna. Está recién comido y cambiado.
Me sorprende el testimonio de Fray Luis de León contra sus homólogos y compatriotas, a quienes acusa de que «tengo grande sospecha no me hayan levantado algún falso testimonio, porque sé que de dos años a esta parte se han dicho y dicen algunas cosas de mí que son mentiras manifiestas, y sé que tengo muchos enemigos».
En la cárcel sufrió desesperación, fiebres y humillaciones. Cuando fue liberado del calabozo, en 1576, cansado, pero no derrotado, saludó a la libertad con su característico refinamiento:
“Aquí la vida y la mentira
me tuvieron encerrado,
dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso,
con solo Dios se compasa,
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso”.
Algún día le ha hablaré a Manuel de Dios, de los hombres y de Fray Luis de León.
Jesús de la Palma
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