Padres
Alguien escribe sobre la muerte de la madre y me conmueve. Nadie habla con los padres lo que en un futuro, cuando ya no estén, desearía haberles dicho. Son las preguntas y el afecto que ya no serán los que nos dejan huérfanos y anhelantes. Hoy se me ocurren mil preguntas que hacerles, mil afectos que prodigarles. Pero ya no están. Nada hubiera cambiado de haberlo sabido. Que no te mientan. Hoy les preguntarías mil veces lo mismo y mil cosas más; pero no cuando estabas a tiempo. Dios creó el arrepentimiento por algo. Lo que pasó ya no cuenta, es ese vacío monstruoso, que no te deja pensar con claridad y contra el que nada cabe, excepto la angustia o la indiferencia. Tú no tienes la culpa. No existían estas preguntas porque tú no eras el que eres. Hoy no existen ellos y a la vez tú existes un poco menos, y eso no te permite pensar con claridad. El autoflagelo es el pequeño tributo que se le paga al amor para que de cuando en cuando asome a la memoria. Mira a las estrellas. Busca dos, siempre las hay; también de día: «Papá, mamá». Una foto, dirígete a ella: «Buenos días, buenas noches».
Jesús de la Palma
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