Miseria
Cuando la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con tono paternalista, asegura que «los abuelos y las abuelas no quieren las pensiones para ellos, sino para sus hijos y nietos», y que «son ayudas al pago de la luz del hijo que no puede pagar la luz; es la ayuda para ir al supermercado a comprar las cinco cosas que no puede comprar la hija», está recreando los regímenes estamentales del pasado, donde los mendigos se apiñaban alrededor de palacio para respirar el olor de la comida, y romantizando el sufrimiento de una sociedad condenada al trabajo para permitir el ocio de quien por todos es servido y a nadie sirve.
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