Manuel Abril

De primero, Manuel, por mi padre; de segundo, Abril, por el mes de nacimiento. Manuel Abril. 

Mientras leo sobre el barroco y el barroquismo y el conceptismo, ella clasifica la ropa del bebé. Me comenta tallas y modelos: «Esto para verano, primavera o invierno». «Esto es precioso, y esto para cuando tenga un año». Yo levanto la vista del libro y, según la prenda, asiento o comento. 

Es domingo por la tarde, ella, en su mundo, y yo, en el mío; los dos en el sofá, en el mismo barco. 

Amor es esto. 

Giambattista Marino, quien era consciente de sus propios límites, confiesa en el tercer libro de “La lira”: Templo la cítara, y para cantar las loas / de Marte, elevó mi estilo y poesía, / más el intento es vano, e imposible juzgo / hablar de otra cosa que de amores». 

¿Qué sé yo, también, excepto de amor?

Jesús de la Palma 

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