La soledad del escritor
La inspiración ha de venir leyendo, o, en su caso, tras haber leído. La lectura es la principal fuente de inspiración del escritor, la palanca propulsora que lo empuja a ese abismo que es escribir. Abismo porque aísla; no me imagino a nadie que esté más solo que un escritor.
El genio lo es por talento, pero la genialidad hay que exprimirla como se ordeña una ubre, y eso solo se consigue a base de trabajo y constancia.
En la escritura, como en todo lo demás, también hay trampas. Tennessee Williams advierte de esto a los incautos en sus “Memorias”, porque, insisto, la inspiración ha de venir leyendo. Dice así: «Podría citar a muchos escritores fecundos y honestos que derivaron hacia la bebida, especialmente en la edad madura. En cambio, desde luego, no aconsejaría a ningún autor joven que emprenda ese camino en tanto que no le sea impuesto, en tanto que pueda seguir con su trabajo sin recurrir a los estimulantes». A continuación narra su experiencia con un apuesto y joven amante, guionista cinematográfico, para más señas que, al acompañarlo a la cama y verlo tomar su Nembutal nocturno, le confesó que solo era capaz de escribir cuando bebía; algo que ya Tennessee intuía, pues según él mismo reconoce más adelante: «Su hermoso rostro ya empezaba a mostrar los efectos embrutecedores del alcohol».
Jesús de la Palma
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