Mil páginas

Hoy he leído unas cien páginas. 

Para leer historia, filosofía o ensayos de más de mil páginas hay que cultivar el hábito lector. 

Por ahora sigo con la ruta lectora que planifiqué no hace mucho. En mi empeño por conocerlas de memoria, he añadido las relecturas de la Ilíada y la Odisea, aunque no sea más que una fantasía. He anotado también un libro nuevo a la lista de deseos: “El yo soberano (ensayo sobre las derivas identitarias)”, de Élisabeth Roudinesco.

Antes veía en Instagram el testimonio de Samuel L. Jackson. Habla de cómo su hija lo salvó de una sobredosis a sus cuarenta y tres años. La página se llama “Celebridades sobrias”, pero en inglés. Siento admiración por las personas que han sido borrachas y drogadictas y han conseguido encauzar sus vidas. 

No creo que nadie pueda leer drogado. 

Compadezco a los borrachos y a los drogadictos, y me inspiran rechazo quienes no los ven como personas enfermas, necesitadas de ayuda.

La figura del intelectual mediático me inspira recelo, aunque no tanto como la del político o el funcionario del orden. 

Jesús de la Palma 

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