Rifkin's Festival
Anoche vi Rifkin's Festival en La 2. ¿Qué haríamos sin La 2 los que aún vemos la tele y tenemos pretensiones pseudointelectuales? La cinta está manida desde el principio; plagada de tópicos propios de la obra de Allen. Un paseo por la ciudad de San Sebastián es lo único que salva a la cinta, y también que el cine de Allen sigue siendo un bastión que resiste los embites de la factura hollywodiense, que no son sino una ristra de cañonazos de excrementos frescos a gusto de un consumidor masivo que se deleita con la más abyecta de las imbecilidades. Alusiones vacías a Joyce y Dostoyevski, entre otros; a Fellini y a Bergman, y un constante recordatorio de su hipocondría y el consecuente y consabido miedo que el director le tiene a la muerte. También cabe reseñar el viaje que realiza al inconsciente con la más absoluta desnudez, a través de su alterego, Mort Rifkin; en esto me recordó a la brutal honestidad de los diarios de Ionesco o los de Cheever. En cualquier caso, aun no siendo ni de lejos una de las mejores películas del maestro, merece la pena prestarle un visionado, aunque solo sea por el placer de recordar con nostalgia los momentos álgidos del cine del que es, ha sido y será, un verdadero genio.
Jesús de la Palma
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