Promesa de futuro

No hace mucho, en First Dates, el programa de citas, una chica joven, muy joven, puso como requisito que a su pareja le interesara la política. Ayer, en contraposición con este caso, una pareja: ella de setenta y siete, y el de ochenta y uno. Ambos convinieron en que no les interesaba la política en absoluto. 

A mí parecer, cada una de las parejas estaba siendo consecuente con lo que se esperaría de ellas en un mundo como el descrito por Marshall Mcluhan en "El medio es el masaje", a saber: «Hoy, la audiencia masiva, puede ser una una fuerza creadora, participante. En cambio, se le arrojan, simplemente, fardos indiscriminados de entretenimiento pasivo. La política ofrece respuestas de ayer a las preguntas de hoy».

Y es que solo la fuerza extracorpórea de la juventud, ese vigoroso ímpetu idealista, respaldado por una promesa de futuro y amparado por la razón y el conocimiento, será capaz de encender la luz para salir de las tinieblas y encontrar la puerta de salida para hacer la revolución.

Jesús de la Palma 

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