Dieciocho (microrrelato)
José María acaba de leer "Por qué he robado (y otros escritos)", de Alexandre M. Jacob. Queda impresionado y, tras el estupor, se sumerge en un profundo sueño en una plomiza y aletargada tarde de otoño. Cuando despierta, reflexiona sobre la lectura y se dice a sí mismo: «Los dieciocho habrían sido una buena edad para atracar un banco. Lo eran, al menos. Hoy los bancos apenas guardan dinero en efectivo, lo han robado todo, todo para ellos; se han adueñado del mundo. Los dieciocho habrían sido una buena edad para atracar un banco y que no te hubieran pillado y además haber saldado tu cuenta con la sociedad. Te habrían caído doce años; con treinta habrías estado fuera; con la familia desaparecida, sin esperanza; con el hábito del rebelde, del prisionero. Los treinta habrían sido una buena edad para suicidarse como un héroe, con la conciencia tranquila, con la satisfacción del deber cumplido».
Jesús de la Palma
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