Fijo
Hoy he hablado con mi padre como cada día, y me ha dicho lo de cada día, y también que las llamadas de otros dos familiares y la mía son fijas. "Eso es fijo", ha sentenciado con su voz fuerte y cavernosa.
Cuando hemos colgado he pensado en el análisis morfológico de la frase. ¡Qué frase! Eso es fijo: pronombre demostrativo, verbo y adjetivo descriptivo. Y luego he pensado en su significado. Fijo es algo para toda la vida, algo con lo que la generación de mi padre, la de la posguerra, está familiarizada. Ellos fueron los del trabajo fijo, la relación estable, el piso en propiedad y el teléfono atado al cable y no ellos al teléfono.
Shoshana Zuboff escribe en "La era del capitalismo de vigilancia" que este nació en el 2000 con Google y la burbuja de las puntocom. A patir de ahí quizá sería un buen momento de fechar el auge de la sociedad líquida de la que habla Z. Bauman, aunque él empieza por recordar que la desigualdad viene incrementándose desde mediados de los 70.
El concepto de "lo fijo" entre el precariado es algo desconocido o, en su defecto, olvidado, algo a lo que, por lo tanto, no se le otorga apenas valor, lo cual sucede más por necesidades del guión que por convicción, ya que desprestigiar lo fijo no es una elección voluntaria, sino una herrramienta emocional que nos han facilitado los ricos para que no echemos de menos todo aquello que nos han arrebatado.
Mi padre nada sabe de las puntocom porque estas son incompatibles con lo fijo, esto es, que el universo digital es incompatible con la estabilidad, a no ser la de unos pocos privilegiados, pero en ningún caso la de la mayoría.
Jesús de la Palma
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