Me metí a poeta
A mí me interesa la filosofía y todas sus ciencias derivadas, la sociología, la economía, la historia, la psicología, la psiquiatría; no me interesan las ciencias hipocráticas y materiales, que no materialistas, pues yo no entiendo el mundo sin la materia; pero como a mí todo eso me interesa en lo general y apenas en lo particular, pues al final todo es cháchara y artificio para que los pocos se suban a la chepa de los muchos y vivan a su costa, me metí a poeta; a poeta sin título ni currículum ni circuito poético de amiguetes y aduladores; a poeta solo y a secas, porque el poeta que no es poeta sino por vocación, y sí por oficio o por imposición nomenclaturesca, es un charco con ínfulas de lago con cisnes. A poeta me metí por acorralamiento, porque en esta vida hay que dedicar los tiempos muertos a algo, aunque no sea de provecho, y yo no encontré mejor manera de ocupar los tiempos de hastío; me metí a poeta vuelaplumesco, sin intereses populistas o mercantiles, lo cual me posiciona en desventaja numérica y emocional, y me deja más a la altura del picapedrero que de la imagen ilustre o melancólica, según se mire, de los que, como yo, se escapan de la vida y de la muerte apoyándose en la palabra escrita.
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