Sin marcar el paso

Yo soy medio poeta, medio filósofo y medio hombre: medio poeta porque quiero serlo, y con la intención me llega a la mitad, pero me falta la otra mitad, que es el genio; medio filósofo porque no tengo el título, ni mucho menos la sabiduría, y lo único que me queda es el amor, la pasión por el conocimiento; en cuanto a la última cuestión, soy medio hombre no porque carezca de hombría, sino porque mi gusto por la vida solo me da para saborearla a medias, y como nunca ha terminado de convencerme del todo, he de conformarme con vivir arrastrando una mitad de mí que no responde a los estímulos externos. En mi peregrinar por el mundo mi caminar es simbólico, porque solo avanzo zigzagueando; mientras, tengo la sensación de que los demás avanzan hacia una meta cierta, y entretanto, yo me debato entre ser o no ser, y no es que quiera dejar de ser; porque nada hay más que quiera yo que ser, ¡faltaría!, ¿para qué está la costumbre, si no?, pues, que yo sepa, aquí se vive porque hay que vivir. Vivir como imperativo. ¡Vivir! ¿O acaso alguien se atreve a decir lo contrario? Ay, si yo contara... Se dicen tantas cosas por aquí... Pero, shhh, chitón; punto en boca, que nos escuchan, y no interesa, e incluso está moralmente penado hablar de desánimo. Bueno, como iba diciendo, hay una mitad en mí que me impele, me empuja a vivir, pero la otra me pregunta: "¿Entre los hombres?". Sí, nada hay mejor que vivir entre iguales, aunque seamos ratas almizcleras (lea su comportamiento, si no me cree), ¿qué queda, de otro modo? ¿La soledad, el abstraimiento, la locura? "Pero nosotros ya estamos de atar", me dirá alguno. Sí, pero solos nos deshumanizamos. ¿Y no es mejor aliarse con la Tierra, volver al origen, a la esencia? No, porque desandar lo andado no es posible para nosotros, ya lo decía Ortega en su "Historia como sistema", algo así como que la Historia podrá ser mejor o peor, pero nunca se repite; para lo bueno y para lo malo, todo se multiplica, de modo que volver atrás no es una opción; así que adelante, siempre adelante; pero, una cosa sí, sin marcar el paso, que bastantes sintentidos tiene ya la vida como para encima planificarla.

Jesús de la Palma

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