Publicidad normativa
Me aparece en la pantalla la nueva y normativa publicidad del Volkswagen Golf Variant: madre y padre jóvenes y de aspecto sofisticado, niño y niña entre los ocho y los doce años, y casa independiente de nueva construcción. Bien, esta publicidad puede parecer inofensiva a simple vista, pero si apelamos a la teoría del determinismo fuerte, nos será fácil trazar un hilo argumental donde la causalidad nos conduzca a un número determinado, y seguramente alarmante, de vidas deshechas en el mejor de los casos, y en el peor, a otro más que considerable de vidas frustradas, truncadas, finiquitadas antes de tiempo por voluntad propia, y esto se debe a que vivimos en constante interacción con los otros y es imposible cerrar los ojos o taparse los oídos ante la conciencia común, ante el estilo de vida imperante, de fachada, de espectáculo trumaniano; un estilo de vida con una publicidad tan agresiva que puede hacer que quien no encaje en el puzle se sienta como un renglón torcido de Dios, como un objeto perdido a punto de expirar y perder su oportunidad de ser reclamado, como un sintentido dentro de un caos aparentemente ordenado; como una isla, como una individualidad inerme ante a una esquizofrenia colectiva alimentada por un codicioso deseo de atrapar la vida, de masticar el aire.
Jesús de la Palma
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