¿Soñar es gratis?
Cada vez que alguien dice que soñar es gratis, un angelito del cielo pierde una de sus alas, un bosque se quema, un arroyo se seca y un repartidor de Globo se cae de la bicicleta. Los que saben dicen muchas cosas malas sobre la vida, ya en el Libro del Eclesiástico,
Jesús ben Sirá, quien era un poquito menos viejo que Matusalén, decía que: "La vida de todos los seres humanos es miserablemente dolorosa". Y también que: "La vida no representa otra cosa que preocupaciones, temor, esperanza y, al final, la muerte". Hoy lo que pasa es que tenemos el comercio de por medio, y parece que así los países son un poco más amigos entre ellos y al menos no hay tantas guerras entre compradores y vendedores y la vida es lo más parecido a un decorado de cartón piedra donde el agua de los arrollos es fresca y clara, la gente sonríe y los pajarillos cantan. Hoy, en eso que llaman el primer mundo, las guerras son comerciales, y las armas son las televisiones, radios, redes sociales y vallas publicitarias. Un amigo me contó en una ocasión que iba por el campo y de pronto se dio un cabezazo contra una valla publicitaria que le invitaba a invertir en bolsa, en las compañías líderes, y que luego lo dejaron tieso. Otro amigo me contó que viendo la tele, uno de los actores de un anuncio de apuestas se salió del anuncio, se sentó con él en el sofá y le contó todo lo que podía ganar. Pero mi amigo se quejaba de que sí, que el del anuncio tenía razón, que se podía ganar mucho, pero que en ningún momento le dijo todo lo que podía perder. La vida es una porqueriza, como dice Ben Sirá, porque aquí todo el mundo quiere ganar, y como no hay para todos, puesto que en esencia somos soberbios y avariciosos, aunque nos queramos disfrazar de modestos y altruistas, nos dedicamos a hacernos la vida imposible los unos a los otros, ya sea mediante la guerra o el comercio.
Jesús de la Palma
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