¡Otro mundo!

Radios y televisiones; medios de comunicación en general, nos marcan el camino: qué decir, qué pensar, dónde depositar el voto; a quién y cómo amar, en qué trabajar y cómo emplear el tiempo libre. Lo que es bueno y lo que es malo. Un universo falaz de entendimiento general. Luego están los libros. ¡Otro mundo! Dependiendo de cuáles, si se sabe escoger, lejos de encontrar verdades absolutas, se encuentra diálogo, reflexión, alternativas; críticas fundamentadas, edificantes. A través de los libros escapamos a la realidad impuesta y exorcizamos mitos y prejucios; no encontramos líneas trazadas; por contra, se inicia un apasionante camino de búsqueda, y se alcanza, entonces, la verdadera mayoría de edad; se escapa a la prisión del lenguaje común, orquestado por políticos, anunciantes y empresarios. Entre los lectores, inevitablemente, se forman guetos, y hay aun quien conforma una isla en sí mismo. Una vez iniciado el viaje de la lectura no hay vuelta atrás, las cadenas se han roto para siempre y ahora cada cual deberá hacerse cargo de la propia conciencia.

Jesús de la Palma

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