Mentiras

Dicen que menos es más, pero no dicen que entenderlo cuesta sangre, sudor y lágrimas; toda una vida; dicen que el amor se da a primera vista, pero no que el precio del amor no es de este mundo, y se paga con moneda de fuera, pero nadie sabe de qué planeta; dicen que aquel es bueno y que el otro es malo, pero no dicen que quizá aquel tuvo suerte y el otro cayó en desgracia; dicen que un amigo es para siempre, pero no dicen que para tener amigos tienes que tener trabajo, casa, hijos y mascota, y tampoco dicen por qué los locos y los que no tienen casa no tienen amigos. A mí me dijeron una vez una cosa al oído, tan bajito, tan bajito, que casi me quedo sordo, porque entre nosotros nada es lo que parece. Me dijeron que las cosas eran así, de esta manera; pero yo no me lo creí y decidí coger el camino de los libros, y desde entonces he dejado de ser el que era, y ahora, tras cada libro, soy un hombre nuevo; mudo de idea a cada poco, y aprendo, aprendo tanto como puedo; he aprendido, sobre todo, que entre nosotros la mentira es moneda de cambio, y ya he dejado de escandalizarme por ello; aunque trato de ser lo más fiel posible a la verdad; pero también sé, al menos creo haber aprendido, que en todo lo que nos dicen hay al menos un poquito de verdad, y que si se quiere soportar la vida, hay que aferrarse a ese pedacito de tierra en un océano de mentiras.

Jesús de la Palma

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