El Ogro
Vuelve a escribir ese "amigo" de Facebook que escribe tan bien y que hasta hoy dudaba que supiera de mi existencia; digo hasta hoy porque hoy precisamente he comentado su última publicación. Sí, ha vuelto a escribir este "amigo misterioso", del que no he encontrado ni una sola foto en su perfil. Solo sé lo que cuenta, y cuenta que tiene cuarenta y cinco años y que visita cementerios porque es al único lugar donde puede ir porque en todo el ejercicio pasado no ha generado ni un solo peso (argentino). Hoy ha vuelto a escribir ese "amigo misterioso", que más pareciera un personaje sacado de una novela de Dostoyevski, quizá el narrador de "Noches blancas", alguien que pasea sin rumbo y no tiene amigos. Hoy ha vuelto a escribir y, como de costrumbre, no me ha defraudado. Se lo he mostrado a mi mujer y ha convenido conmigo en que sí, que relata muy bien. Hoy ha escrito sobre el padre: lo llama "Ogro (con mayúscula), viejo, insatisfecho y perverso". Habla de la convivencia, de la insoportable convivencia con él, y hace alusión a su forma de alimentarse: "Su comida rancia y refrita que hace de la digestión una tarea ingrata y enferma", nos dice. Y sentencia: "El insulto más grande que recibí en mi vida fue una tarde que me dijeron mirandome a los ojos con unos fríos ojos claros, tan alemanes, tan míos: <<Sos igual a tu padre>>. Ese insulto me dolió y me va a doler siempre, porque no soy un necio, porque en esencia es justo y verdadero".
Jesús de la Palma
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