El infierno particular

El hermanito tiene gafas y va con un sombrerito de campaña y unas chanclas de Pokémon. Se agarra fírmemente a la mano del papá y sonríe. Estamos en el supermercado. Su hermana va sentada en el carro, que empuja la madre. "Elena, no puedes estar siempre enfadada, que te va a salir una arruguita aquí", le dice el padre, con voz infantil, y le señala el entrecejo. La niñita le gira la cara, ahondando en su tragedia particular. No vuelvo a pensar en ello hasta que vamos en el coche, de vuelta, a dejar la compra, y le comento a ella lo importante de una educación que fomente la tolerancia a la frustración. Pienso en lo vivido. "El infierno está aquí y allí, al alcance de la mano", me digo. Esa niñita también tiene el suyo, su pequeño infierno particular.

Jesús de la Palma

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”

Cuajo