Homero, "La Ilíada".

"Los dioses condenaron a los míseros mortales a vivir en la tristeza, y solo ellos están descuitados. En los umbrales del palacio de Júpiter hay dos toneles de dones que el dios reparte: en el uno están los azares y en el otro las suertes. Aquel a quien Júpiter, que se consiente en lanzar rayos, se los da mezclados, unas veces topa con la desdicha y otras con la buena ventura; pero el que tan solo recibe azares, vive con afrenta, una gran hambre le persigue sobre la divina tierra, y va de un lado para otro sin ser honrado ni por los dioses ni por los hombres". 

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