Voyerismo

Nos hemos convertido en voyeristas profesionales de lo cotidiano, intercambiamos mercancía emocional a diario y usamos los me gusta como moneda de cambio; en la era de la mercantilización todo tiene un precio, también las emociones. Se podría abjurar de todo ello, quizá, irremisiblemente, pero quien más, quien menos, pica el anzuelo; es difícil dejar de existir, por esto, todos, en mayor o menor medida, estamos en las redes, ya sea generando contenido o consumiéndolo. Puede que los voyeristas puros, los que observan pero no "se exponen", piensen que ocupan un lugar de privilegio en la cadena de engranaje, sin embargo, se engañan, pues trafican igualmente con sus emociones, ya sea juzgando, deleitándose o, simplemente, perdiendo el tiempo en un ejercicio de inercia mientras sus vidas se consumen en el vacío.

Jesús de la Palma

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