Al rojo vivo
Soy, si tuviera que definirme, un hombre, además de con un prurito excesivo de hablar de sí mismo (egotismo), un hombre equivocado, y que, por ende, busca respuestas; además de lo dicho, también me definiría como un reaccionario, un subversivo de la opinión generalizada, en tanto que pienso que todo es susceptible de mejora. No tengo método, quizá una suerte de anarquía meditada; soy, más que nada, yo mismo en lucha consigo mismo. Hay, en fin, una anécdota que resume bien mi carácter: siendo yo chico, mi padre, no recuerdo por qué motivo, dejó un destornillador al fuego hasta que se puso al rojo vivo, y yo, ni corto ni perezoso, allá que fui, con mi índice y mi pulgar.
Jesús de la Palma
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