John Cheever, "Diarios".

"Detienen a un chico de dieciséis años por vender pornografía y lo condenan a seis meses de prisión. Su primera fechoría fue robar tapacubos de automóviles. El juez dice que la sentencia es el acto más triste de sus quince años en el estrado. Es amigo de la familia. Admira a los padres. Los felicita por sus esfuerzos inteligentes para curar a un hijo descarriado. Espera que la estancia en la cárcel ayude a curar al muchacho de sus impulsos licenciosos y le enseñe a convertirse, según sus palabras, <<en un miembro de la sociedad>>; oigo en estas palabras una mogigatería despreciable que me parece peor, más reprensible, que los desvíos del muchacho".

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