Maradona

Si todos queríamos tanto a Maradona no era por su genio, sino por sus sombras. Podemos admirar a Messi o a Cristiano; pero nunca se creará una religión en torno a ellos. Cualquiera que haya visto jugar a Maradona no ha visto fútbol, ha visto magia, pero lo que hoy ha estremecido al mundo no es la pérdida del futbolista, sino del ser humano, del ser sufriente. Nadie adoraría a Jesucristo dos mil años después de no haber sido crucificado, y con Maradona sucederá algo similar, puesto que ha muerto el mito, pero comienza la leyenda.

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