Con las Redes Sociales, que limitan el contacto físico y, por lo tanto, nos aislan de una parte esencial para nuestro desarrollo emocional; con el uso extendido de los emoticonos y la consecuente limitación del ejercicio del lenjuaje y, por ende, del pensamiento, esto es, del juicio crítico; con el predominio del discurso único, nos hallamos en el mayor proceso de involución intelectual de la historia moderna. ¡Qué lejos queda aquel noble anhelo del ilustre filósofo I. Kant, el de una sociedad ilustrada, donde cada individuo fuese capaz de servirse de su propia razón!
Jesús de la Palma
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