Leo que para Zenón, el filósofo griego, la libertad era prerrogativa exclusiva del sabio, mientras que las personas inferiores, es decir, la mayoría de los miembros de la sociedad, no solo eran ignorantes, sino también esclavos. En aquella sociedad donde la esclavitud era una práctica común, esta postura, a primera vista, pareciera reflejar cierto elitismo intelectual, pero si se profundiza en la reflexión se llegará a la certeza de que para Zenón la sabiduría era el criterio para valorar quién era libre y quién no, puesto que el yugo de la esclavitud se desplaza de lo exterior a lo interior, de lo físico a lo mental, únicamente gracias a la ignorancia. Y lamentablemente, con el correr de los tiempos, comprobamos cómo poco o nada ha cambiado, si nos detenemos observar el vehemente interés de los gobiernos por mantener ignorante, distraída, a la población: hasta no hace mucho, por defecto, y ahora, por exceso de información.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no soy malo (ficción narrativa)

“Fresas salvajes”, “Olive Kitteridge” y “Panza de burro”

Cuajo